Camprodon, 4 de la madrugada. Comienza un sábado muy largo y con muchas sensaciones e ilusiones. Todo listo. Charly y yo formábamos el mejor equipo, nervios a flor de piel, pero con la cabeza bien puesta, el entreno y trabajo duro hecho. Se acerca el momento y los fuegos artificiales nos marcaron la salida. A por el primer mil!

Quinientos metros y nos adentramos en un sendero. Subir y subir, el sol comenzaba a salir y el día pintaba majestuoso. Intentaba encontrar mi propio ritmo, por el momento íbamos todos juntos. Primer mil conseguido: La Pedra dels Tres Bisbats (1899m), desde dónde contemplamos una panorámica maravillosa y el cielo limpio y azulado contrastaba con el verde de las montañas. Bajamos hacia Ogassa a buen ritmo y confianza, hacia dónde encontramos el primer avituallamiento. Con una hora de margen, ya en el kilómetro 17 y 1.100m de desnivel positivo acumulado. Recargamos agua, un poco de membrillo y a por el segundo mil!

Muy duro no.. lo siguiente! En cuatro kilómetros ascendimos más de 1.000m. Con ritmo y bastón a bastón, la Canal d’Ogassa nos esperaba majestuosamente. Cuando alce la mirada hacia arriba me di cuenta de lo bonito que era. Las nubes nos hacían sombra de tanto en tanto y eso se agradecía. Hacía muchísimo calor e íbamos con el agua muy justa. Llegamos a Puig Estela (2.013m), km 22, careneando acompañada por unas vistas y recuperando piernas corriendo para preparar la bajada técnica a Pardines, de esas que tanto me gustan.

En Pardines (km29) nos aguardaban la gente de Klassmark, con muchos ánimos. Había fisios y un buen avituallamiento. Tenía muchísima sed, el calor fue nuestro principal enemigo. Allí bolsa de vida con combustible y agua, mucha agua! En 10’ continuamos a por otro mil. Ya sabíamos que éste no sería fácil. Y así fue. Una pared de 3,5km entre pequeñas cascadas de agua, bosques y alguna trepada. Los kilómetros pasaban a cámara lenta, pero paso a paso llegamos. Allí vimos corredores exhaustos que pondrían su punto y final y otros regresarían a Pardines. Pero mi corazón me decía que continuara y mi Charly no dejaba de animarme. Paso a paso alcanzamos el Puig Cerverís (2208m)!

Y con buen tiempo para comenzar a bajar, Villalonga de Ter nos aguardaba. Momento para recuperar, comer, tomar sales y beber poco a poco para dirigirnos al último avituallamiento entre el verdor de las montañas y atravesando un bosque bellísimo. Un inoportuno dolor de barriga intentó frustrarme, teniendo que parar un par de veces y aflojar el ritmo. Son esas cosas que deseas que nunca te pasen, pero llegué con el tiempo muy justo al último avituallamiento. Creo que hubo demasiado calor y, con el frío de golpe, me quisieron boicotear jeje. Pero Charly me alentó para continuar a por el último mil. Teníamos tiempo para llegar y eso nos hizo mucha ilusión. Una subida larga de más de 5km por pista llegando, entre nubes y mucho frío, al Puig de las Agudes. Camprodon apareció entre las nubes. Piel de gallina. Nuestras piernas corrían como si acabáramos de empezar. La meta está allí e íbamos a por ella. Entramos al pueblo, sentíamos la música y un salto de alegría, lo conseguimos! Wuau!!! Siiii…

Finisher de una carrera para titanes, de una carrera para los que corren con el corazón, porque fue él quien nos llevó hasta el final!

Carrera muy exigente, organización un diez, recorrido espectacular y señalización perfecta.

Florencia Palacios: Finisher UT4K (60km y D+4.350m) en 14h46’13”.