Juan González el trobarem en el seu dia a dia a la botiga Ríos Running Barcelona. Corredor de curses per muntanya i expert en material, ens porta una interessant review sobre aquesta sabatilla de la marca New Balance, apte per tots els amants de la llarga distància.
Cuando se presentó la nueva Hierro Fresh Foam V3, mi primera reacción fué arrugar la nariz y mirar con cierto recelo aquellas samples. No en vano, los de Massachusetts, habían creado con la -ya- antigua Hierro V2, un producto casi redondo, fruto de meter en una coctelera la exitosa Leadville (que a la postre desaparecería) y la Hierro 1, para concebir una zapatilla de montaña para larga distancia, razonablemente ligera, amortiguada y algo más dinámica.
Así pues, con esta V3, tenemos ante nosotros una nueva zapatilla, pues no se trata de una ligera evolución o puesta al día, es realmente un modelo renovado 100 %, en el que no se tiene como punto de partida la versión de 2017.
Esta nueva Hierro es la heredera “hormonada”, o más bien, RADICALIZADA de la antigua V2. Entiéndase este término como un concepto ambiguo y ambivalente, pues es perfectamente válido para definir dos proyectos totalmente -o muy- opuestos, como es el caso que nos ocupa. La recién llegada gana peso, pasando de los 325 gramos a los 340 (en un 44 EU), y lo que más llama la atención: sube el drop de manera significativa, pasando de 4 a 8 mm.!! Sin duda, New Balance, en un ejercicio de osadía ha decido arriesgar con esta nueva Hierro, algo digno de encomiar por no acomodarse, e ir no uno, sino dos pasos más allá.
¿Es justificable esa penalización en la báscula? En la respuesta de esta pregunta intervienen varios factores:
1- Tenemos ahora una suela de mayor perfil, más agresiva, con tacos inequívocamente más prominentes.
2- La mediasuela nos ofrece unas medidas más generosas, ergo una mayor zona de contacto que traducimos en estabilidad, y tracción.
3- El upper está más estructurado, y añaden un particular botín.
4- La plantilla Ortholite pasa de los 4 a los 6 mm. de grosor.
SUELA:
Se mantiene el Vibram Megagrip con taqueado de entre 3 y 6 milímetros, mucho más agresivo que en la anterior versión (3´5 mm. en la V2). La anchura de base también es mayor, con 117 mm. (112 mm. en la V2) en metatarsos, y 89 mm. (88 mm. en la V2) en talón. La dureza del caucho se mantiene en los 71 grados.
Las zonas de flexión no están tan marcadas como en la V2, que tenía un diseño de taqueado semi-circular, aunque ninguna de las dos versiones podemos considerarlas especialmente flexibles. El perfil de la suela es generoso y todo el perímetro se compone de un taco más anguloso y agresivo. Cabe recordar que en la V2 los tacos eran viselados pero planos, no con el mordiente que tienen los actuales en la zona perimetral de la suela, lo que garantiza una tracción multidireccional en desniveles tanto longitudinales como transversales. El ensamblaje entre suela y media suela, me crea cierta desconfianza, al no encajar de forma perfecta las dos piezas, y con la incertidumbre de saber si puede ser fuente de problemas al despegarse. Únicamente el uso y los kilómetros nos lo dirá.
MEDIASUELA:
A pesar de tener un mayor drop, los pefiles son más bajos (16 en antepié y 24 en retropié), aunque ópticamente nos da la sensación de una mayor altura. Esto se debe al diseño del último tercio de la zapatilla más alto, es decir, la mediasuela se “monta” sobre el upper, algo que ya vimos en las New Balance Vongo V2. El resultado de este diseño, es poder tener el pie encajado en la zona de talón, que es donde notamos realmente como “sube” la mediasuela y el pie nos queda encajado en una especie de cuna, sensacion que también podemos experimentar por ejemplo, con las Hoka One One.
Es significativo el Rocker de la zapatilla, muy marcado. El diseño de la mediasuela sigue la línea de las 1080 V8 de asfalto, para lo que se ha tenido en cuenta los resultados obtenidos del “Data to Design”, de New Balance. Se aprecian unos rebajes situados de forma estratégica, que facilitan la compresión de forma controlada durante toda la transición de nuestra pisada. Este diseño cóncavo en la cara externa nos facilitará en toda la fase de pisada la compresión del polímero. A su vez, las formas convexas en el interior, nos darán el soporte necesario, pero no intrusivo para evitar la rotación de talón, y tener un mayor apoyo. Ojo! no es una zapatilla con control de pronación, ni mucho menos, pero este diseño nos dará un adecuado soporte a medida que vayamos aumentando kilómetros y nuestra técnica de carrera sea proporcionalmente inversa a la suma de éstos.
Por tanto, el cuidado diseño de la amortiguación, unido al Rocker, nos dará una mayor fluidez y suavidad en todo el proceso de la pisada, además de proporcionarnos un mayor dinamismo.
UPPER:
Domina 100% el recubrimiento en TPU, aplicado sobre una fina capa de tejido, denominado HipoSkin. Este binomio me recuerda a las branquias de un tiburón, en la forma en que se abren al mover el pie. Este upper sin duda tendrá una cierta tolerancia a pequeñas salpicaduras de charcos, pero si metemos el pie en un charco o llueve, notaremos el agua en nuestro calcetín al instante. A pesar de estar usándola a mediados de enero, el interior tiende colapsar por temperatura. Reconzco que me mostraba un tanto escéptico ante la totalidad de este recubrimiento y su capacidad de transpirar, y las primeras salidas por debajo de 12 grados, me lo han confirmado, aunque conviene puntualizar que el término TRANSPIRABILIDAD es totalmente subjetivo, y en el que influyen diversos factores, como: composición corporal del corredor, climatología, intensidad en la actividad, incluso el calcetín que utilicemos…. Por tanto, hay que tener cierta cautela al hablar de transpirabilidad. De todos modos, tampoco era un aspecto en el que su predecesora se mostrase ejemplar.
Otro aspecto negativo que podrían presentar estas “branquias”, es que puede resultar un lugar en el que fácilmente puede acumularse tierra, polvo o barro.
El refuerzo de la puntera se alarga más allá de la zona de metatarsos y tiene una firmeza correcta, y con ello, una proteccion más que suficiente.
Llama mucho la atención -cómo no- el botín interior, fabricado en canalé 1×1 y con una elasticidad moderada, de modo que estira lo justo para introducir el pie, y nos cierre con firmeza, pero sin molestar debajo de los maleolos. Criticable eso si, la forma en que está acabada la costura del reborde, que le resta calidad, y de ningún modo está a la altura del resto del conjunto.
En el talón tenemos un generoso tirador en cinta de espiga, que nos facilitará que introduzcamos el pie.
La zona acolchada de lo que sería el collar en una zapatilla sin este tipo de botín, y la estructura del talón me parece fantástica, mucho mejor que en la anterior versión, con lo que tenemos una sujeción extraordinaria, incluso en pies con tendón de Aquiles estrechos.
La zona de empeine en la que obviamente con este botín, no tenemos la tradicional lengüeta, tiene un termoencolado acolchado que se extiende en toda la zona de lazada, para impedir que los cordones nos lleguen a molestar, unos cordones planos, que en este caso no me acaban de convencer, y aunque corren perfectamente entre los pasadores, hubiese preferido unos cordones redondos, más apropiados para el diseño de esta cordonera. Aun así, la longitud es perfecta, y una vez hecho el doble nudo, el lazo no representa una amenaza en zonas de arbustos y ramas bajas.
Los pasadores -en negro- de los cordones van totalmente cosidos y fijados desde la mediasuela al upper, por lo tanto, aunque tiremos fuertemente y apretemos el nudo, estos pasadores no nos darán mayor ajuste, como por ejemplo sucede en las Cascadia 12, pero a cambio nos darán algo más de estructura a la zona media del pie.
CONCLUSIONES:
La Hierro tiene un tanto suave, y un recorrido generoso (a lo que también contribuye su contundente plantilla Ortholite de 6 mm.), que la hace comodísima incluso en asfalto u hormigón. Cuando la llevamos a su terreno, el Vibram Megagrip se despacha a gusto. A pesar de no tener unos tacos con estructura en diente de sierra (como la Saucony Peregrine 7), muerde el terreno con autoridad, y nos deja literalemente pegados al terreno (y en consecuencia, traccionando) ascendiendo o descenciendo. En tramos de barro denso, la capacidad de evacuar al molesto pasajero de nuestra suela es muy elevada, y en pocas zancadas notamos como vuelve a su estado original. Sin duda la estudiada forma entre los tacos e incluso la forma de éstos, se muestra altamente eficiente. Comprobado!!
Atención en las bajadas, ya que la elasticidad del upper da cierta tolerancia al movimiento del pie, y la extrema adherencia de la suela, hace que la zapatilla se quede “clavada”, ante esto, las leyes de la física son las que son, y el upper no se ve capaz de contener esa deriva fronto-lateral. Es en ése punto donde notamos como la polaina nos sujeta algo, tirando hacia atrás, disminuyendo o limitando en parte -muy en parte- ese movimiendo longitudinal.
Las Hierro se han caracterizado por prescindir de placa anti-rocas, pero su generoso perfil de suela-mediasuela, y especialmente esta V3 con su taqueado, hace que en zonas con roca, piedras o raíces, no encuentre a faltar esa protección.
No es una zapatilla especialmente ágil, esencialmente por sus generosas dimensiones en la anchura de suela, como he especificado al inicio de este artículo, y eso hace que en zonas técnicas, senderos especialmente estrechos entre piedras, tengamos que poner todo nuestro saber hacer a nivel técnico, para no ir dando golpes ni patadas laterales. Esa anchura que nos dará aplomo y estabilidad, se nos volverá en contra en este tipo de terreno técnico, y angosto. Un arma de doble filo que deberemos saber manejar.
Los que hayáis utilizado la anterior versión, deberéis considerar utilizar medio número más en esta V3, ya que la zona interior -primer metatarsiano- parece que cierra un poco más, pudiendo notar cierta presión en el dedo gordo. A ello se le ha de sumar el menor espacio libre que queda en el interior, posiblemente por ese aumento del grosor de la plantilla. Efectivamente, y después de los kilómetros, mi teoría sobre el HipoSkin, lamentablemente se ha visto confirmada, y es que con 120 kilómetros, esas pequeñas branquilas en la zona delantera ya se empezaron a abrir, comprometiendo la durabilidad de la zapatilla.
Esta es la apuesta de New Balance para una zapatilla de larga distancia, y creo sin duda, que ahora es más técnica, agresiva y divertida que nunca, perdiendo sin complejos ese toque dócil o domesticado de la anterior versión.